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Las Malvinas y Portillos. De la distancia a la conveniencia

By Homer Dávila posted 01-20-2012 15:32

  

Las Malvinas y Portillos. De la distancia a la conveniencia


Por

Msc. Geóg. Homer Dávila G*

 

Tras la visita a San José Costa Rica, realizada por el canciller argentino Héctor Timerman donde mantuvo una reunión fructífera con el canciller Enrique Castillo y según un comunicado oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores[1], entre los muchos acuerdos realizados destaca el apoyo brindado por Costa Rica a la Argentina con respecto a los reclamos de ésta última por recuperar la soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur,  Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes.

Éste apoyo político viene dado gracias a la complacencia –del canciller Timerman - por la convicción y por el reconocimiento  que el Gobierno costarricense deposita en los mecanismos que provee el Derecho Internacional para la solución de conflictos con otros Estados.[2]

Es claro y evidente que dicho complacencia por parte del canciller argentino viene dado mediante la conveniencia.

 

Islas Malvinas

 

Gran Bretaña ocupó las islas Malvinas desde 1833, por medio de una estratagema, cuando tras haber apresado la guarnición española que gobernaba las islas, por las fuerzas armadas estadounidenses  como medida de represalia porque el Jefe de la Comandancia Política y Militar de Malvinas,Luis Vernet había capturado tres barcos pesqueros con bandera de EE.UU.; ello fue aprovechado cínicamente por Gran Bretaña, enviando la corbeta inglesa Clio para ocupar militarmente las islas y  ordenando inmediatamente la retirada de la guarnición argentina que vivía en la isla. Estos al verse diezmados solo tuvieron una opción, la retirada.

 

En los primeros días del mes de enero de 1883 el capitán del Clio, James Onslow dio el siguiente ultimátum a las autoridades argentinas de las islas: «Siendo mi intención izar mañana el pabellón de Gran Bretaña, os pido que tengáis a bien arriar el vuestro y retirar las fuerzas con todos los objetos pertenecientes a vuestro gobierno»[3].

Consumado el robo por parte de Gran Bretaña, inicia así un largo período de continuo sueño argentino por recuperar los archipiélagos y por consiguiente, todos los ricos recursos que les fueron arrebatados.

 

Monumento a los caídos tras el hundimiento del crucero ARA General Belgrano durante la guerra de las Malvinas el 2 de mayo de 1982. Éste monumento fue erigido en la ciudad más austral del continente. Ushuaia, provincia de Tierra del Fuego, Argentina. Fotografía: H. Dávila 2011.

 

Es así como durante los años en que la junta militar argentina gobernó con mano dura, el 2 de abril de 1982, se intenta una vez más la recuperación de las islas mediante la fuerza. Hubo algunos pocos momentos durante la luchar armada que la Argentina estuvo acariciando la gloria, pero por diferentes razones, entre las cual se encuentra que Buenos Aires no tuvo el respaldo del TIAR, por lo cual no pudo consumar la victoria, acabando solamente con la derrota y la muerte de cientos de jóvenes argentinos que fueron masacrados por la armada británica apoyada por EE.UU.  y a la vez por decidido apoyo chileno a Gran Bretaña.

 

Es por tanto, desde el punto de vista militar, una guerra perdida. A la altura de los tiempos en el cual nos encontramos pareciera sumamente difícil que mediante la fuerza, la Argentina pueda recuperar los archipiélagos. En el otro lado del ring tiene a un ejército apoyado por la OTAN que en las últimas décadas ha alcanzado la enorme cantidad de 110 210[4] soldados.

 

Placa que lleva inscrito el poema «Volver a Malvinas», del poeta argentino Pablo Rodríguez.

Ushuaia, provincia de Tierra del Fuego, Argentina. Fotografía: H. Dávila 2011.

 

Isla portillos

 

Tras la invasión militar efectuada por cuerpo del ejército nicaragüense en suelo costarricense, durante noviembre y diciembre de 2010, lo único que queda es el aprendizaje. Efectivamente los estados que aún poseen doctrinas expansionistas y guerreristas como el de Daniel Ortega, siempre han de basar su fuerza en las armas.

 

Una invasión absurda donde tras el sainete montado por Ortega, tomando como justificación el dragado del río San Juan, nombra a otro ex guerrillero para que realice labores técnicas de dragado del río, el cual desde un principio debieron ser coordinadas con Costa Rica, pues así lo estipula el tratado Cañas-Jeréz[5] y el Laudo Cleveland. Esta estratagema fue la idónea para invadir la margen derecha del río y con ello lograr desviar la atención por los fraudulentos procesos políticos que se llevan a cabo en Nicaragua.

 

La construcción de un canal artificial en suelo costarricense por parte de un contingente de nicaragüenses, amparados por la fuerza de los fusiles de guerra, fue la forma que impuso Ortega; quien ahora ya no se desvela tanto por posibles represalias migratorias de Costa Rica, pues los millones de dólares que le inyecta Chávez en sus cuentas bancarias le dan una falsa valentía, que no es más que una simple conveniencia.

 

Croquis levantado por el ingeniero Edward Porter Alexander, árbitro que dictaminó la geometría de la línea fronteriza entre las repúblicas de Costa Rica y Nicaragua. En ella se aprecia claramente el sector de isla Portillos que fue invadido por efectivos del ejército nicaragüense entre noviembre y diciembre de 2010. Paralelamente se construyó un canal artificial que dividió la isla Portillos. Fuente: Actas y laudos Alexander. Folio 33. Versión en lengua española.

 

Similitudes

 

El robo de islas Malvinas debe ser tomado como un claro ejemplo para un pueblo como el de Costa Rica, que decidió unilateralmente y de forma soberana, la abolición de sus fuerzas armadas el 1 de diciembre de 1949.

Aún así, Costa Rica cuenta con exitosos casos de defensa de su integridad territorial, que hacen ver que a pesar de que no se cuenta con un ejército, tampoco se es indefenso ante las agresiones extranjeras, que particularmente la mayoría han provenido de suelo nicaragüense como así lo muestran los hechos históricos[6].

 

Ambos conflictos, han de compartir varias similitudes. En el caso argentino pareciera ser que las únicas vías para resolverlo son:

1- Inglaterra devuelve las islas sin chistar.

2- Argentina logra por medio de la diplomacia, que Inglaterra devuelva el archipiélago y los mares.

3-Argentina se va a la guerra armada, ganando la misma y recuperando las islas y los mares. Lo único que debemos descartar en éste caso, es que los argentinos desistan por recuperar las Malvinas. Cosa que nunca harán.

 

En el caso de Nicaragua y Costa Rica, el conflicto será un tema de nunca acabar, pues todos los gobernantes de Nicaragua han de usar el tema del río San Juan como el comodín para desviar la atención por sus insostenibles problemas internos.

 

Hace unos años el tema en disputa fue la navegación de costarricenses y policías sobre el río San Juan. Hoy Managua al ver que el proyecto de construcción de la carretera costarricense cercana a la margen derecha del río, acabará con el conflicto por la navegación; ha extendido el conflicto a la margen derecha del río.

 

En ambos casos, una de las dos partes no ha de renunciar a su patito. La paz es el camino para los hombres sabios, la fuerza es tan solo de los tontos.

 

 

 

* Geógrafo y máster en geología.  Miembro de la Association of American Geographers - AAG-   e-mail: hdavila@geogroupcr.com 

 

[1]  Véase http://www.rree.go.cr/?sec=servicios%20al%20publico&cat=servicios%20de%20informacion&cont=593&noticia=898

 

[2] Ibid.

 

[3] Bander, S. Historia de la Patagonia. Editorial Sudamericana. Página 104.

 

[4] Véase http://www.army.mod.uk/structure/structure.aspx

 

[5]  Dávila, H. Isla Portillos, Territorio Costarricense. De las cuestiones histórica, limítrofes y geográficas.2010. Página 4. Según afirma el artículo 2 del tratado Cañas-Jeréz: «La línea divisoria de las dos Repúblicas, partiendo del mar del Norte[5], comenzará en la extremidad de Punta de Castilla en la desembocadura del Río San Juan de Nicaragua, y continuará marcándose con la margen derecha del expresado río, hasta un punto distante del Castillo Viejo, tres millas inglesas, medidas desde las fortificaciones exteriores de dicho Castillo hasta el indicado punto.»

El artículo tercero, inciso sexto del Laudo Cleveland dice: «La República de Costa Rica no puede impedir a la República de Nicaragua la ejecución, a sus propias expensas y dentro de su propio territorio, de tales obras de mejora; con tal que dichas obras de mejora no resulten en la ocupación o inundación o daño de territorio costarricense, o en la destrucción o serio deterioro de la navegación de dicho Río o de cualquiera de sus brazos en cualquier punto en donde Costa Rica tenga derecho de navegar en el mismo. La República de Costa Rica tiene derecho de reclamar indemnización por los lugares que le pertenezcan en la ribera derecha del Río San Juan que puedan ocuparse sin su consentimiento, y por los términos de la misma ribera que puedan inundarse o dañarse de cualquiera otro modo a consecuencia de obras de mejora.»

 

[6] Dávila Gutiérrez, H. Costa Rica, un pueblo de valientes. El País CR 30 de diciembre de 2011 http://www.elpais.cr/frontend/noticia_detalle/5/60162



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